Una civilización extraterrestre podría echar un vistazo y preguntarse: ¿Qué están haciendo estos? ¿Por qué no paran de dar vueltas sin ir a ningún lado? La Tierra es la respuesta a todas las preguntas. La Tierra es el rostro de un amante exultante; la ven dormir y velar y ensimismarse en sus hábitos. La Tierra es la madre que espera el regreso de sus hijos, cargados de historias, de euforia y de añoranza.