Consideran aceptable su propio comportamiento porque ven a las mujeres blancas como víctimas, mientras que a los hombres blancos los consideran opresores. De ahí que, a sus ojos, una mujer negra que se relaciona con un hombre blanco se esté aliando con un opresor racista. Su tendencia contrapuesta a concebir a las mujeres blancas como personas inocentes y no racistas es otro reflejo más de su aceptación de la idealización sexista de la mujer, ya que, a lo largo de la historia, la mujer blanca ha demostrado ser tan capaz de actuar como opresora racista como el hombre blanco