Ninguna aconsejada, sin embargo, me ha dicho alguna vez que sufre de una baja Cristo-estima. Esto nos revela la raíz del problema: Cuando exaltamos de manera inadecuada a Dios y en cambio nos exaltamos a nosotras mismas, abierta o sutilmente, consciente o inconscientemente, entonces nos hacemos vulnerables a las percepciones equivocadas de nosotras mismas.