El amor, el recurso previsible que gestiona las emociones de la familia, es clave. El amor en todas sus modalidades: la capacidad de darlo, de recibirlo, en acción, apartándose, soltándose o moviéndose hacia él en la ruptura y la reparación.
El origen de la fractura y el desamor de las familias suelen estar en los celos y la competencia por lo que puede considerarse el limitado recurso del amor en todas sus formas. Se juega con el sufrimiento y el dolor, así como en las consiguientes batallas de hermanos y parejas, o de rivalidad intergeneracional.