diré que un jesuita o cualquier sacerdote, ya que estamos en ello, sería el último hombre con quien me acostaría. Un hombre que al desvestirse cuelga los pantalones, quizá, pero no uno que cuelga las faldas, aunque les llamemos hábitos, no
Reina Azúcarhas quoted3 months ago
Los filósofos, cuando dejan de filosofar y entran en acción, son peligrosos
Dianela Villicaña Denahas quoted7 months ago
Acompañó a Midge hasta el coche y logró arrancarlo con la palanca. Midge le dio las gracias con voz inexpresiva. Se vio incapaz de mirarla a los ojos. Aquello, por entonces, era adulterio. Era pecado. Saldría en la segunda página de un periódico dominical: «Marido intima con joven granjera en un cobertizo. Su mujer fue testigo». Las manos le temblaban cuando volvió a la casa, y tuvo que servirse una copa. Nunca llegaron a hablar de aquello.