Víctor Gallego Ballestero

  • Katozuhas quoted9 months ago
    añadió, dirigiendo a Kitty una sonrisa burlona.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su modo.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    Stepán Arkádevich Oblonski —Stiva
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    Stepán Arkádevich era un hombre sincero consigo mismo. Por tanto, no podía engañarse fingiendo que se sentía arrepentido de su proceder. Este hombre de treinta y cuatro años, apuesto y enamoradizo, no podía arrepentirse de no estar enamorado de su mujer, sólo un año más joven que él y madre de siete hijos, dos de los cuales habían muerto. Únicamente se arrepentía de no haberle ocultado mejor su aventura. En cualquier caso, se daba cuenta de la gravedad de la situación y se compadecía de su mujer, de sus hijos y de sí mismo.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    Dolly lo miró de arriba abajo por un instante y reparó en esa resplandeciente frescura y lozanía. «¡Sí, está feliz y satisfecho! —pensó—. En cambio yo… Y esa bondad afectada que tanto gusta a todo el mundo y tanto le alaban… Cuánto me repugna.» Apretó los labios y un músculo de la mejilla derecha se estremeció en su rostro pálido y agitado.

    —¿Qué quiere? —preguntó en tono desabrido, con una voz gutural irreconocible.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    —Si quieres mi opinión al respecto, te diré que yo no veo ningún drama.

    Y voy a explicarte por qué. En mi opinión, el amor… los dos amores que Platón define en El banquete, si lo recuerdas, constituyen la piedra de toque de los hombres. Unos comprenden sólo el primero y otros, el segundo. Los que comprenden únicamente el amor no platónico no tienen ninguna razón para hablar de drama, ya que en esa clase de amor no puede haberlo. «Le estoy muy agradecido por el placer que me ha procurado.» Ahí está todo el drama. Y en el caso del amor platónico tampoco puede haber drama, porque en ese amor todo es puro y cristalino, porque… —En ese momento Levin se acordó de sus pecados y de la lucha interior a la que se había visto abocado.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    lo ves —dijo Stepán Arkádevich—, eres un hombre de una pieza. Y ésa es tu mayor cualidad y tu mayor defecto. Debido a la integridad de tu carácter, querrías que la vida se basara en los mismos principios, pero no sucede así. Desprecias la labor
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    del Estado, porque te gustaría que cualquier actividad humana tuviera un fin determinado, y eso no suele suceder. También querrías que todos nuestros actos tuvieran siempre un fin, que el amor y la vida conyugal fueran una misma cosa. Y están lejos de serlo. Tanto el encanto, como la variedad y la belleza de la vida residen en ese juego de luces y sombras.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    XII
    La princesa Kitty Scherbatski tenía dieciocho años. La habían presentado en sociedad ese mismo invierno, y había cosechado mayores éxitos que sus dos hermanas mayores, superando incluso las expectativas de su madre. No sólo había hecho perder la cabeza a todos los jóvenes que acudían a los bailes de Moscú, sino que ya ese mismo invierno le habían salido dos pretendientes formales: Levin y, poco después de la partida de éste, el conde Vronski.
  • Ayanet Nhas quoted7 months ago
    Pero nadie podía decirle a la princesa cómo había que casar entonces a las hijas. La costumbre francesa, que dejaba a los padres la decisión, no sólo había dejado de estilarse, sino que era blanco de todos los ataques. La costumbre inglesa, que propugnaba la total libertad de las muchachas, se rechazaba también, pues se consideraba incompatible con la sociedad rusa. En cuanto a la costumbre rusa de recurrir a una casamentera, se consideraba indignante y grotesca, y la princesa compartía esa opinión. Pero, entonces, ¿cómo debían concertarse las bodas? Nadie lo sabía.
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