Antes la foto era documento, memoria. Ahora nos interesa el presente, la inmediatez; la foto es fugaz, se captura para compartir y luego ser borrada. Eso implica una nueva dimensión de la temporalidad.
Y, sin embargo, la fotografía, tal y como la entiendo, no va tanto del formato como del tiempo que uno ha dedicado a pensarla. Va más allá del clic que la origina.