Imagino el cáncer como un ser a medio camino entre un animal y un vegetal, con brotes, ramificaciones, ventosas, colmillos, tentáculos. Se sacia con la sangre de mi padre, se atiborra de la carne que a él le queda, ha tomado el poder, se divierte, destruye, nos desprecia, a nosotros, espectadores azorados y noqueados por su furia.