Voy a intentar decirme a mí mismo que es un trabajo honorable, aunque también es arduo, agotador y francamente carece de recompensas. Que, por cierto, es lo que se suele decir a la gente para convencerla de que haga trabajos difíciles e importantes pero mal pagados, como recoger la basura o combatir en la guerra: les dicen, sí, pero es honorable.