Marianne Costa

«Lo que acabas de dictarme es el “secreto”. Cada arcano, siendo un espejo y no una verdad en sí mismo, se convierte en lo que ves en él. El Tarot es un camaleón».

Ciertas imágenes le inspirarán quizá simpatía, repulsión, alegría o temor. Estas reacciones son normales, proceden de nuestra educación y de nuestra historia personal: el Tarot es un poderoso instrumento de proyección en que nuestra mirada identificará modelos ya conocidos, lo cual, en un primer momento, nos hará reaccionar según unos esquemas de comportamiento habituales.

¿Y si lo impensable fuera la belleza?

Todos se componían del mismo número de cartas, 78, divididas en 56 arcanos menores y 22 arcanos mayores. Pero cada uno tenía dibujos diferentes.

Cada arcano, siendo un espejo y no una verdad en sí mismo, se convierte en lo que ves en él.

¿Y si lo impensable fuera la belleza?»

Todos se componían del mismo número de cartas, 78, divididas en 56 arcanos menores y 22 arcanos mayores.

Cada arcano, siendo un espejo y no una verdad en sí mismo, se convierte en lo que ves en él.

Cada nuevo juego de cartas encierra la subjetividad de sus autores, sus visiones del mundo, sus prejuicios morales, su limitado nivel de consciencia.

Aleister Crowley, ocultista perteneciente a la Orden del Templo del Oriente,