Los retornos se producen por distintas causas, pero pueden resumirse en dos grandes apartados: por una parte, puede tratarse de unos padres mal seleccionados y no preparados para llevar a cabo una adopción los cuales, al ver las dificultades normales de una criatura que se ha visto desamparada, no son capaces de entenderla y mucho menos de hacerse cargo de la situación, y se vienen abajo. Por otra parte, hay los casos de aquellas criaturas que, por sus gravísimas deficiencias específicas, físicas y/o psíquicas y por las atenciones especializadas que necesitan, no deberían haber sido concedidas en adopción.