Frédéric Beigbeder

oy publicista: eso es, contamino el universo. Soy el tío que os vende mierda. Que os hace soñar con esas cosas que nunca tendréis.

Cuando, a fuerza de ahorrar, logréis comprar el coche de vuestros sueños, el que lancé en mi última campaña, yo ya habré conseguido que esté pasado de moda. Os llevo tres temporadas de ventaja, y siempre me las apaño para que os sintáis frustrados.

Siempre hay una nueva novedad para lograr que la anterior envejezca. Hacer que se os caiga la baba, ése es mi sacerdocio. En mi profesión, nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume.

Necesitáis urgentemente un producto pero, inmediatamente después de haberlo adquirido, necesitáis otro.

Para crear necesidades, sin embargo, resulta imprescindible fomentar la envidia, el dolor, la insaciabilidad: éstas son nuestras armas.

ara someter la humanidad a la esclavitud, la publicidad ha elegido la discreción, la agilidad, la persuasión.

Sólo los viejos se interesan por los nombres de las flores: quieren conocer las plantas que muy pronto les crecerán encima.

sol parpadeaba a través de los árboles: día, noche, día, noche. La luz aparecía y desaparecía, como si el sol quisiera mandarnos un mensaje en morse:

El sol parpadeaba a través de los árboles: día, noche

Si alguien le paga por lo que escribe, o él es un loco o usted es un escritor