Javier Peña

Pero, ¿hasta qué punto la imaginación es distinta de la mentira?

Había completado el camino de la mirada del artista. Observación-memoria-imaginación. Los tres pasos de la lente de aumento.

En mi opinión, los escritores se dedican a la profesión más hermosa del mundo: crear las historias que nos explican como seres humanos; infelizmente, esa gracia suele llegar acompañada de algún mal, como la ceguera de Homero.

Los escritores, pensaba Pessoa, son ante todo inadaptados. Un escritor asume que la vida es como es, pero eso no quiere decir que le guste; es más, se niega a que le guste.

Observación-memoria-imaginación.

Eudora Welty se titulaba El hombre petrificado.

Escribir, creo, no es más que inventar un juego en el que tú pones las reglas.

El clímax se alcanza con la representación final en un auditorio lleno de público llegado del mundo exterior; la función termina en una atronadora ovación. La cámara sigue entonces a los presos de vuelta a sus celdas. Vemos una puerta maciza cerrarse detrás de uno de los reclusos y escuchamos el amargo sonido del cerrojo. El preso suelta entonces una frase demoledora: «Desde que conozco el arte, esta celda se ha convertido en una prisión».

El poeta descubrió de este modo lo que llamó el palacio de la memoria. Podía distinguir los cadáveres porque en su cabeza era capaz de dibujar una copia de la casa parte por parte.

A una de ellas, Nettie, le gustaban las librerías del área de la bahía; a su hermana Celie, en cambio, lo que más le gustaba era el olor del pan de masa madre.