Armando Fonseca

¿No dicen que los amores se diluyen en el olvido como los fantasmas en la lluvia? Ah, no, esas eran las lágrimas.

mi papá sigue siendo un escritor, y ya se sabe que son gente rara que nunca terminó de entender los engranajes del mundo y prefirió inventar otros

Pancho tiene dos remedios contra los males del mundo: irse lejos o provocarse un coma diabético. Yo sospecho que ninguno de los dos métodos es muy funcional.

¿cómo explicarle a alguien más lo que ni una misma se explica?

Con el miedo no hay manera. No es redondo ni triangular ni cuadrado. Tampoco es sólido, líquido o gaseoso. Es una porquería pegajosa y llena de babas que se desliza por cada orificio del cuerpo hasta tomar control total de una, y para colmo, el muy cínico, se carcajea cuando se quiere discutir con él como gente civilizada: “Aquí mando yo”, solía responderme cada vez que intentaba iniciar el diálogo.

El miedo es un cabrón.

Sigo siendo un fantasma defectuoso sin posibilidad ni esperanza de hacerme ver a voluntad por el único ser por quien todo esto tiene importancia. Julia.

esos días aprendí que la realidad no siempre está definida por el mundo que nos rodea, sino por el que traemos adentro.

¿Qué sabrán del amor esos que nunca han tenido un perro?

O un fantasma.

fantasmas pueden tener sentimientos?

Sí, lo sé tan de cierto como que amo a Julia y que ese amor, además de imposible, es egoísta.

No puede florecer.

No puede ser largo.

No puede ser.

Pero es y a pesar del egoísmo que lo impregna, ahora que por fin lo tengo, creo que nunca seré capaz de renunciar a esto tan poderoso aunque sin duda, efímero.

Ella esperaba que la diapositiva hiciera más fácil la comprensión de los átomos, pero para mí, sus palabras terminaban convertidas en esas mismas esferitas, girando en busca de algún electrón perdido en las oscuras cavernas de mi cerebro sin educar.