Al fin y al cabo, sus propios padres la habían abandonado en aquel miserable orfanato, las monjas habían hecho de su vida un infierno y su mentor la había encerrado en el más oscuro de los agujeros. ¿Qué les había hecho ella para que se comportaran de esa manera? Tan despiadados, atroces, insensibles… Seguía siendo una niña que necesitaba que le brindaran un poco de amor, no pedía mucho más.