La esperanza era un sentimiento positivo, o al menos eso decía la gente. Pero Bipa sabía la amarga verdad: la esperanza podía llegar a ser cruel, oh, sí, terriblemente cruel... Podía convertir a una muchacha enamorada en una mujer triste y débil, perdida en sus ensoñaciones y en recuerdos de un tiempo que no volvería. La esperanza podía trastornar a una persona hasta hacerle rozar la locura.