En efecto, la literatura realista es la expresión de un mundo imaginable, que se ajusta a parámetros similares a los de la información propiamente dicha, relativos a eventos que podrían haber ocurrido y ser difundidos como verdaderos, pero redondeados para conformar una historia. Recordemos algunos de sus grandes exponentes: Stevenson, Hardy, Dickens, Balzac, Flaubert, Galdós, Büchner, Steinbeck, Scott Fitzgerald y los rusos de Gógol a Chéjov. En su versión extrema (Zola), el género naturalista, pretende, sin ornamento alguno y con prosa seca y puramente descriptiva emular “la vida real”, presentando un material que