Me subí a la mesa de reconocimiento pensando: «Estoy trepando hacia la libertad, libertad del temor, libertad de no casarme con la persona inadecuada, como Buddy Willard, sólo a causa del sexo; libertad de los Hogares Florence Cretteden, adonde van todas las muchachas pobres que debieron haber sido ayudadas como yo, porque lo que hicieron, lo harían de todas maneras, sin hacer caso…».