—Scarlett. Lycka till! —«Buena suerte».
—Gracias —le respondo demasiado bajito para que lo oiga—. La voy a necesitar.
—No, qué va —dice Lukas, claramente divertido—. ¿Qué te dije?
—Muchas cosas. —Por razones que solo Sam podría adivinar, ya estoy llorando. Un par de lágrimas grandes y solitarias—. ¿A cuál te refieres?
Niega con la cabeza. Alza los dedos para secarme las mejillas y mi corazón se acelera tanto y tan deprisa que siento que está a punto de levantar el vuelo.
—Comiendo de la palma de tu mano, Scarlett. Desde el principio.