También, los nervios que alimentan el cerebro parecen ser diferentes en el hombre y la mujer y si queréis que la mujer trabaje lo mejor y lo más que pueda, hay que encontrar qué trato le conviene, saber si estas horas de clase, por ejemplo, que establecieron los monjes, supongo, hace cientos de años, les convienen, cómo alternar el trabajo y el descanso, y por descanso no entiendo el no hacer nada, sino el hacer algo distinto