De hecho, su texto introductorio comenzaba con una cita del venerado director francés Chris Marker procedente de una entrevista con Libération. En dicha entrevista, el autor de La Jetée (1962) y Sans Soleil (1983), que entonces tenía ochenta y dos años, hablaba de su gusto audiovisual: «Mi necesidad de ficción se alimenta de lo que es, con mucho, la fuente más lograda: la gran serie americana, al estilo de El abogado. Hay un conocimiento en ellas, un sentido de la economía narrativa, de la elipsis, una ciencia de la elaboración y el montaje, una dramaturgia y un estilo de actuación que no tienen paralelo en ninguna parte, especialmente no en Hollywood».32 El abogado era una serie de una cadena generalista, lo que indicaba que lo que estaba cambiando en televisión no era territorio exclusivo del pago.