Durante buena parte de los siglos XIX y XX, Caño de Loro (Bolívar), Contratación (Santander) y Agua de Dios (Cundinamarca) constituyeron lazaretos nacionales para la separación y el aislamiento de las personas afectadas por la lepra en Colombia. Sin embargo, estas instituciones fracasaron en su propósito profiláctico, ya que la segregación nunca fue absoluta, pues los enfermos llegaron a convivir en “completa promiscuidad” con sus familiares y con una mayoría de habitantes eclesiásticos, médicos, administrativos, comerciantes y visitantes. Los lazaretos se clausuraron en 1961, mientras que en Agua de Dios y Contratación se establecieron sanatorios especializados en el tratamiento y la curación de la enfermedad.
A través de la etnografía y del recurso a la memoria y a un acervo amplio de fuentes históricas y testimoniales, La voz del proscrito se aproxima a la experiencia y al devenir de estas poblaciones, para vislumbrar la ambigüedad del manejo de la enfermedad -excluyente y proteccionista a la vez-, en el tránsito entre el higienismo y la salud pública. También se sigue la configuración de sentidos de arraigo, identidad y resistencia frente al ostracismo, que perviven hasta el presente, con lo que se evidencia que la enfermedad no siempre conlleva a una vivencia moral irremediablemente nociva ni al padecimiento infausto.
Así, el libro es propicio para sensibilizar a los lectores académicos y legos frente a los procesos de medicalización y control de la anomalía y la diferencia, a la vez que permite reflexionar acerca de la condición humana en contextos en los que el Estado, la Iglesia, la ciencia y las demás instituciones públicas se han visto involucradas en la producción social del sufrimiento.