Por lo tanto, es una de las causas directas de la crisis del pensamiento arabo-islámico que funciona como un limitante estructural y sistémico de partida a la hora de comprender, ubicar, traducir, interpretar, renovar y desarrollar dicho pensamiento y filosofía, encarcelándolo, limitándolo, tergiversándolo, silenciándolo y, en resumen, subalternizándolo y colonializándolo.