Para Roberto Calasso

Los autores no escriben libros, no, los autores escriben textos que se convierten en objetos grabados, impresos y ahora informatizados. Esta brecha entre texto y libro, que es precisamente el espacio en el que se construye el sentido, ha sido olvidada con demasiada frecuencia...» E

Y termina diciendo en «Solapa de solapas»: «En el seno de una editorial del tipo que estoy describiendo, un libro equivocado es como un capítulo equivocado de una novela.»

En el ámbito de la literatura italiana destaca, por ejemplo, en 1979, la gran novela El día del juicio, de Salvatore Satta, mientras que en el catálogo se van recogiendo, cito de memoria, las obras casi completas de Gadda, Savinio, Sciascia, Flaiano, Manganelli, Arbasino, Anna Maria Ortese, Cristina Campo y tantos otros autores fundamentales

Más miracoli: cuando el filón mitteleuropeo parecía definitivamente agotado, Calasso rescata a Sándor Márai y redescubre a Irène Némirovsky. O empieza a publicar a Carrère a partir de Limónov con un éxito arrollador y también a Yasmina Reza con Felices los felices.

Una ininterrumpida relación profesional y amistosa que, con mucha frecuencia, por usar una expresión del gran Sergio Pitol, ha sido «bendecida por las risas».

En cambio, asume la cuestión de lo divino o, mejor dicho, de la desaparición y la prescindencia progresiva de lo divino. No casualmente El Cazador Celeste viene encabezado por una cita de Helena de Eurípides: «¿Qué es dios y qué no es dios, y qué hay en medio?»

Se puede decir en una frase, pero puede suponer días, semanas y hasta meses de desvelo: el papel, la tipografía, la composición, las portadas, las contraportadas, los lomos, las solapas..., cada aspecto de la fabricación material del libro cuenta y ninguno debe descuidarse o dejarse al azar.

Por cierto, Carlo Feltrinelli, que desde hace unos años se ocupa de la promoción de los libros de Adelphi, estuvo hace pocos días en Barcelona y hablamos mucho de nuestro amigo Roberto. Me dijo que había dejado preparados aún tres o cuatro libros más.

Curiosidades lectoras: primeros libros preferidos
de Calasso

Entre los escritores favoritos de Calasso en su adolescencia figuran: Proust, Baudelaire, Kafka, Emily Brontë y sus Cumbres borrascosas, y Los papeles póstumos del Club Pickwick, de Charles Dickens, así como la colección Il Pensiero Storico, dedicada a la más alta filología clásica

Aprecié especialmente ciertas novelas americanas, muy duras. El autor me gustaba, claro, pero prefería con diferencia a Knut Hamsun, Aldous Huxley, Dostoievski, Stendhal, Kafka, por nombrar a algunos de mis favoritos