No comparto las informaciones con ella, sino que las utilizo, las ordeno, las coloreo, las subrayo, las escatimo y las gradúo para ponerla nerviosa, para humillarla, para quedar por encima de ella. Para hacerme valer. Y Paula es la horma de mi zapato: una receptora masoquista que siempre, siempre, me lo ha consentido casi todo.