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Raymond Carver

Si me necesitas, llámame

  • Daniel Chazarihas quoted3 years ago
    Esta noche echo a todo el mundo en falta. También a ti.
  • Alan Martinezhas quoted3 years ago
    porque cuando se ama a un escritor nunca nos cansamos de leerlo, queremos conocer absolutamente todo lo que ha escrito:
  • Jovani González Hernándezhas quoted4 years ago
    Al escucharla, pensé: Soy un hombre de suerte. Tengo una mujer que siempre sueña algo diferente, que todas las noches se acuesta a mi lado y en cuanto se queda dormida algún hermoso sueño la transporta muy lejos. Unas veces sueña con caballos, con tormentas y gente, y otras hasta cambia de sexo en el sueño.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Aquí, en el Noroeste, solemos sacar barriles para recoger el agua de lluvia y aprovechar así algunas prodigalidades de la naturaleza. Los barriles de lluvia nos garantizan un amplio suministro de agua dulce, para lavarnos el pelo y regar las plantas. Este libro es como lluvia recogida en un barril, agua caída directamente del cielo. En él siempre encontraremos algo para refrescarnos y sustentarnos: para acercarnos de nuevo a la vida y obra de Raymond Carver.

    TESS GALLAGHER

    Ridge House

    Port Angeles, Washington

    enero de 2000
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    «¿Qué queréis ver?», parece primo hermano de «La casa de Chef»; en ambos, el marido y la mujer intentan salvar su matrimonio, pero sus heridas son tan profundas que acaban yéndose cada uno por su lado. La imagen final de la comida echada a perder recuerda a «Conservación», que sugería que las relaciones humanas, como los alimentos descongelados, son perecederas, y que a partir de cierto punto no pueden recuperarse.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    En «Sueños», los detalles se van escapando poco a poco, como el humo de una chimenea. La acción se desenvuelve en una especie de claroscuro: nada se distingue con precisión hasta que la escena se ilumina de pronto. La vida ha maltratado de tal modo a esos personajes que cualquiera puede reconocerse en ellos.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    En «Leña», el primero de los relatos inéditos que se publicaron en Esquire, el protagonista parte un camión de leña con la esperanza de que le ayude a superar el alcoholismo y la ruptura de su matrimonio. El personaje también es escritor, y en sus vagos intentos de volver a escribir hay un eco conmovedor de los primeros tiempos de nuestra vida en común. Era en 1979, en El Paso, y Ray intentaba escribir de nuevo después de pasar diez años presa del alcoholismo.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Este trabajo me ha procurado la especial alegría de volver a oír una voz que ya parecía fuera de este mundo, de asistir a su inesperada reaparición después de que se hubiera cerrado el telón. Si hoy se descubriera un baúl de manuscritos de Kafka o de Chéjov, todo el mundo se precipitaría a ver su contenido. Y es que somos así: curiosos y nostálgicos, nos dejamos dominar por los familiares fantasmas de quienes admiramos en la literatura y en la vida.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Tras la muerte de Ray, cuando su traductor japonés, el espléndido novelista Haruki Murakami, vino a verme con su mujer, Yoko, me confió que sentía tan dentro de sí la presencia de Carver que le horrorizaba concluir la edición de sus obras completas. Ahora comprendo la mezcla de júbilo y tristeza que debía de sentir.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    –Adiós –dijo, tendiéndome los brazos.

    Nos abrazamos.

    –Me alegro de lo de anoche –dijo–. Los caballos. La conversación. Todo. Es una ayuda. Nunca lo olvidaremos.

    Se echó a llorar.

    –Me escribirás, ¿verdad? –le dije–. Ni por un momento pensé que nos ocurriría esto a nosotros. Después de tantos años. Ni soñarlo. A nosotros, no.

    –Te escribiré –dijo ella–. Cartas muy largas. Las más largas que hayas recibido jamás después de las que te mandaba en el instituto.

    –Estaré impaciente por recibirlas.

    Luego me miró otra vez y me pasó la mano por la cara. Me dio la espalda y se dirigió al avión que la esperaba en la pista.

    Adiós, amada mía, que Dios sea contigo.
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