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Robert Walser

Historias de amor

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De los más de mil relatos cortos escritos por Robert Walser, unos cien versan sobre el amor. Volker Michels, germanista y autor del epílogo que acompaña esta edición, seleccionó ochenta en 1978 y los ordenó cronológicamente. Estos relatos demuestran la gran variedad del registro expresivo de Robert Walser y dan fe de la evolución de un autor que tenía un concepto poco convencional del amor y del erotismo. En ellos se manifiesta un desmesurado amor mundi que lo envuelve todo: las muchachas y los pájaros, las nubes y las mujeres distantes, las flores en los prados y los enamorados que se tumban sobre ellos con su mirada benévola, pero también pícara. Con graciosas caricias poéticas, abundantes diminutivos y giros verbales absolutamente delirantes, Robert Walser recoge todo lo que le viene a las mientes para conformar un mundo palpitante de comunicación amorosa y de placer. Son estas, en suma, unas historias plenas de un humor corrosivo contra la hipócrita moral burguesa, en las que también aparecen irónicas imitaciones de la literatura amorosa y recreaciones burlescas de los sueños de la adolescencia.
This book is currently unavailable
245 printed pages
Original publication
2025
Publication year
2025
Publisher
Siruela
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Impressions

  • Ivana Melgozashared an impression2 years ago
    🐼Fluffy

Quotes

  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Ella pensó: «Tiene algo de intrépido y de noble. ¿Podré amarlo? Lo cierto es que merece ser amado».
  • Flora Hilario Mejíahas quoted7 days ago
    Bien mantuvo la muchacha su palabra, aunque no su pretendiente, a quien no podía aceptar porque una fuerza oscura, los lastres del pasado, colgaba de su cuello, blanco como la nieve.

    Y aquí por poco me río, pero me acerco el pañuelo a la boca con los labios túrgidos, entre los cuales acabo de comerme un plátano.

    Muchacha alada de virtudes, alabada seas, y al que falta a su palabra no le digo sino esto:

    –¡Canalla!

    Con él ocurrió lo que sigue: cansado de mantener su promesa, solicitó los favores de una muchacha salida de la nada.

    Su mérito fue ser muy bella.

    Y él dijo el sí para toda la vida, hizo un pacto defensivo y ofensivo, el muy olvidadizo; y con el rostro radiante de alegría, la llevó al altar mientras unos niños pequeños arrojaban a su paso unas guirnaldas que se dirían trenzadas por las ganas de vivir, y mientras la fiel, en su alcoba, puesta al día del evento, y envuelta por el mugido del órgano que acompañaba a la pareja a su dicha futura, se consumía de tristeza, con lo que se hace patente que actuó con mucha sensatez, a saber: se retiró de una vida rica en decepciones, haciendo de su ternura una soga o muriendo ahogada por la palabra que dio.

    Y sacaron de la casa a la mujer firme y de honor intachable en un ataúd.

    Manuel3

    Manuel se hallaba entre la multitud; en la plaza, frente al palacio, estaban dando un concierto. Una parte de la gente permanecía inmóvil; otros iban y venían entre el gentío, tratando de molestar lo menos posible. Algo lo divertía; aquel modesto estar allí de pie lo hacía sentirse a sus anchas. Pasar inadvertido puede ser muy placentero. Fumaba, saboreándolo con deleitosa morosidad, uno de esos puros corrientes en el país, sin distinguirse por ello de nadie. No sabemos a ciencia cierta cómo había llenado su tarde. Allí, en esa velada tranquila, de pie entre sus semejantes, estaba preocupado por dos muchachas, sin agobiarse, por lo demás, demasiado. Una de ellas se hallaba por casualidad justo a su lado y le hacía sentir la sedosa frescura y el calor de su cuerpo. No era él quien quería ese don, sino que éste se le ofrecía. Arriba, en la ventana abierta, se dejaban ver figuras conocidas y desconocidas, entre ellas una joven a la que él había prometido fidelidad, como quien dice, y a la que hasta entonces nunca había sido infiel,
  • Flora Hilario Mejíahas quoted8 days ago
    posible imaginarse nada más hogareño. En las noches serenas, la luna vierte su hermosa luz en la habitación. Anna se dice: «En un ambiente así me resulta imposible vivir sin amor; esta morada merece que me procure un novio al que pueda decir lo seductor que me parece, y que admita que tengo razón». Busca y no

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