Peribáñez y el comendador de Ocaña

Basta que el Comendador

a mi mujer solicita,

basta que el honor me quita,

debiéndome dar honor.

Soy vasallo, es mi señor,

vivo en su amparo y defensa;

si en quitarme el honor piensa,

quitarélo yo la vida.

que la ofensa acometida

ya tiene fuerza de ofensa.

Llorente Pardiez, Bartol, que quisiera

que en un año amaneciera

cuatro veces solamente.

Pero cáusame risa en ver que hagas

tu secretario en cosas de tu gusto

un hombre de mis prendas.

Comendador No te espantes;

que sirviendo mujer de humildes prendas,

es fuerza que lo trate con las tuyas.

Si sirviera una dama, hubiera dado

parte a mi secretario o mayordomo,

o a algunos gentilhombres de mi casa.

Estos hicieran joyas y buscaran

cadenas de diamantes, brincos, perlas,

telas, rasos, damascos, terciopelos,

y otras cosas extrañas y exquisitas,

hasta en Arabia procurar la fénix;

pero la calidad de lo que quiero

me obliga a darte parte de mis cosas,

Luján, aunque eres mi lacayo; mira

que para comprar mulas eres propio,

de suerte que yo trato el amor mío

de la manera misma que él me trata.

Luján Ya que no fue tu amor

Luján Tan bella que está mi amo

todo cubierto de vello,

de convertido en salvaje.