Es más: en forma bastante temeraria, Jaynes afirma que estos antiguos humanos no tenían conciencia, en el sentido moderno, del tiempo, y pone como pruebas diversos análisis literarios (previos a La Ilíada, por ejemplo) en que no hay ningún tipo de introspección o toma de decisiones conscientes; lo que hacen los héroes siempre está dictado “desde afuera”, en particular por los dioses.