Historias eróticas para viudas del Punyab

«Que me guste no quiere decir que no pueda cambiar de opinión y decidir que a partir de ahora no quiero ir tan deprisa, ¿vale?».

¿Quién se va a creer que un montón de abuelas se sientan en una clase y se ponen a hablar de sexo?

«Cuando te llame un hombre, siempre contesta el teléfono con un “Eh, hola. Estaba en la ducha”. Así proyectas una imagen muy clara en su cabeza».

Durante todo este tiempo he fingido que te tenía envidia cuando en realidad me moría de deseo por ti. Por eso quiero seguir admirando tu cuerpo.

«La mujer sintió el latido de su corazón palpitando en aquel punto dulce y secreto que se escondía entre sus piernas»

El cosquilleo de placer fue tan intenso que no pudo reprimir un gemido.

—Por las noches, cuando no puedo dormir, me imagino historias de hombres y mujeres —dijo Manjeet—. Es mejor que contar ovejitas o tomarse una valeriana. Me ayuda a relajarme.

«La desnudó lentamente, primero con los ojos y luego con los dedos»

He hecho algún viaje que otro, pero ahora mismo prefiero esperar y seguir viendo mundo cuando encuentre a esa persona especial que me acompañe en la aventura más importante de todas: la vida.

¿Y aburrirse no es un buen motivo para buscar pareja?