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Benjamín Labatut

La piedra de la locura

  • Diego Zapatahas quotedlast month
    a veces volverse loco es una respuesta adecuada a la realidad, que la verdad y la locura pueden ser síntomas de la misma enfermedad y que el precio que pagamos por el conocimiento es la pérdida de la comprensión.
  • Diego Zapatahas quotedlast month
    nunca debemos olvidar que la ciencia no es solo un método: también es un delirio metafísico, la ilusión de pensar que nuestro mundo se conforma a un orden que podemos descubrir y entender. Eso no significa que tengamos que abandonar los sueños de la razón, solo que también debemos atesorar nuestras pesadillas, pues puede ser que, como civilización, a lo único que podamos aspirar es a despertar dentro de esos sueños.
  • Diego Zapatahas quotedlast month
    igual que con muchos de nuestros logros más transcendentales, el descubrimiento del caos se debió a una simple equivocación –con consecuencias muy profundas–, fruto de la coincidencia entre el error de un hombre y el de una máquina
  • David Rettig Hinojosahas quotedlast month
    na deidad trágica que ostenta el poder absoluto pero que carece de comprensión: en eso nos hemos convertido los seres humanos en el siglo XXI. Y si ese es nuestro Dios, explicaría por qué el caos y la irracionalidad se han transformado, de súbito, en caminos para adentrarnos en el mundo. También explicaría por qué peligrosos lunáticos han vuelto a encumbrarse como nuestros líderes: traen consigo la fuerza de la sinrazón, y cabalgan libremente sobre las frenéticas olas del cambio como no lo puede hacer ninguna persona con decencia o sentido común.
  • David Rettig Hinojosahas quotedlast month
    Necesitamos tejer nuevas historias con las ruinas y escombros que dejó el colapso de las grandes narrativas, arrasadas por el imparable ascenso de lo nuevo
  • David Rettig Hinojosahas quotedlast month
    ro sospecho que hay algo más: no tenemos historias para explicarnos adecuadamente porque estamos atrapados en una carrera alocada, desencadenados del pasado y sin nada que nos ate a una imagen fija del futuro, libres de cualquier tipo de restricción pero completamente perdidos.
  • David Rettig Hinojosahas quotedlast month
    Una de esas efigies fue modelada en arcilla por un escultor de Rhode Island, quien vio la silueta del ídolo durante una pesadilla particularmente vívida; otra fue confiscada por un policía que participó en una redada durante la celebración de un rito vudú en los pantanos de Nueva Orleans, mientras que la tercera cayó en manos de un marinero noruego, quien la encontró en los farellones de una isla ciclópea que surgió de golpe en medio de las olas del Pacífico Sur, una tierra maldita cuyos colosales paisajes violentaban las leyes de la perspectiva, creando un entorno tan anómalo que uno de los compañeros de barco del noruego perdió la cabeza luego de contemplar algo demasiado horroroso como para poder ser comprendido: un ser descomunal e incrustado de tantas capas de tiempo que hacía que no solo la humanidad sino el mundo entero pareciera joven y fugaz en comparación.
  • Blanca Gutiérrezhas quoted3 months ago
    La irrupción de lo nuevo es un proceso traumático. Hoy, los monstruos y maravillas de la ciencia y de la tecnología nos tienen paralizados. Debemos hacer un esfuerzo constante para no ahogarnos entre las rompientes de una interminable marea de cambios, mientras los poderes políticos y económicos nos apalean hasta la sumisión, y las grandes compañías que habían prometido «no hacer el mal» nos espían con su enjambre de algoritmos.
  • biancatcchas quoted3 months ago
    ilustre del mundo durante las primeras décadas del siglo pasado. Hilbert estableció un programa espantosamente ambicioso para determinar si toda la riqueza de las matemáticas podía construirse sobre u
  • Rafael Ramoshas quoted4 months ago
    La fragilidad, el genio, la creatividad y la irracionalidad nunca dejarán de hostigarnos, siempre estarán allí para seducirnos y embrujarnos, serán deleite y tormento, porque nos muestran nuestros múltiples rostros, no solo la profunda oscuridad de la depravación, sino también la naturaleza casi milagrosa de aquello que consideramos normal, cotidiano y miserable: el sentido común. Aunque no cabe ninguna duda de que corremos un gran peligro al dejar que los espíritus de la sinrazón galopen fuera de control, libres y salvajes, tampoco podemos exorcizarlos del todo, porque sin ellos no solo seremos más pobres en muchos sentidos; sin ellos puede que no sobrevivamos.
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