No he vuelto a dormirme enseguida y gracias a eso me he dado cuenta de que mi marido y yo inspiramos y expiramos al mismo ritmo. Y eso que cuando estamos despiertos no respiramos a la misma velocidad (ya lo he comprobado). No tenemos la misma estatura, sus pulmones son mayores que los míos, seguramente necesitan más aire. Nos habremos sincronizado durante la noche; mi aliento se ha acelerado mientras que su respiración se ralentizaba para fundirse con la mía. ¿Existe mayor signo de amor que dos respiraciones que se acompasan durante el sueño?