Escucha, encanto, no soy tu mamá ni tu papá ni tu nada, así que ahórrate el espectáculo, porque a mí me da igual. Limítate a decidir en los próximos sesenta segundos si quieres salir de aquí bajo fianza o no. Por mí puedes matar a quien quieras. Pero, si puedes, intenta no fallar. Adiós».