Algunas partes de nuestro cerebro, como si formaran parte de una afinada caja acústica, repiten lo que las otras personas hacen y sienten. Tan solo con mirar a alguien, lo experimentas: internamente sientes junto a él. ¿Has visto alguna vez a una pareja despedirse en el aeropuerto y has sentido una punzada de dolor? Los estudios demuestran que, tan solo con mirarlos, activas «la matriz del dolor» en tu cerebro.