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Rafael Huertas

Locuras en primera persona

  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Viaje al manicomio. Kate Millett
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    acto de lectura es lo que genera el espacio habitado por el pacto biográfico (Pozuelo, 2006: 30), pero ese pacto también implica el reconocimiento de que el texto que se lee es un “expediente de realidad” (Alberca, 2007: 69) que puede ser confirmado, convirtiéndose así en un “pacto de verdad”.
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Peter Pelbart (1990), cuando dice: “Por loco entiendo ese personaje social discriminado, excluido, recluso. Por locura […] entiendo una dimensión esencial de nuestra cultura: la extrañeza, la amenaza, la alteridad radical, todo aquello que una civilización ve como su límite, su contrario, su otro, el suyo más allá”.
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Es cierto que “loca/loco” y “locura” son palabras aterradoras, que tienen connotaciones históricas y culturales muy negativas, y con frecuencia se utilizan de manera despectiva, como un arma arrojadiza contra personas cuyos comportamientos no se entienden, no se comparten o, simplemente, incomodan. Pero si se pretende marcar distancias frente al modelo biomédico, parece obvia la reticencia hacia las categorías médicas; por eso, a falta de un léxico más apropiado, Beresford (2019) concluye que el término locura, a diferencia de las etiquetas diagnósticas al uso, permite la comprensión social del sufrimiento psíquico y alienta la apreciación de que todos y todas podemos enloquecer por circunstancias sociales, biográficas, experienciales, etc. La propuesta sería, entonces, resignificar el término locura, hacer inofensivo un lenguaje que se ha utilizado para oprimir y agredir, y valorar hasta qué punto “locura” y “loca/loco” pueden ser utilizados como términos emancipatorios.
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    John Beberly (2004: 23), al afirmar que “el subalterno es subalterno en parte porque no puede ser representado adecuadamente por el saber académico (y por la teoría)”.
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Manifiesto Mad People of Colour (Gorman et al., 2013)
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Asimismo, podría decirse que los Mad Studies giran sobre estos cuatro ejes temáticos: 1) la reflexión sobre qué es la locura, 2) la historia crítica de los tratamientos y del confinamiento psiquiátrico, 3) los estudios sobre mujeres y locura, y 4) el activismo.
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Los Mad Studies pueden definirse como un gran programa de producción de conocimiento y de activismo político que tiene por objeto el estudio crítico de las formas de estar, pensar, comportarse o relacionarse con el psiquismo. Valoran y tienen muy en cuenta las experiencias de los supervivientes de la psiquiatría y se esfuerzan por transformar las ideas, las prácticas, las leyes e, incluso, los lenguajes opresivos, tanto en el ámbito de la salud mental y de los saberes psi, como en contextos sociales y culturales más generales (Menzies, LeFrançois y Reaume, 2013).
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Pero recuperar —y reivindicar— su voz implica “descentrar el lugar de la enunciación” (Harding, 1998); es decir, bordear el discurso del experto (del psiquiatra, del psicólogo, etc.) y tener en cuenta el formulado —el enunciado— desde un lugar subalterno, reconociendo que el sufrimiento psíquico otorga un saber y una verdad diferentes, el de la propia experiencia. Un saber que es “profano” porque no está generado por expertos reconocidos, pero también porque, en un sentido cuasirreligioso, viene a “profanar” algunas de las sacrosantas verdades “científicas” (Correa-Urquiza, 2015).
  • Andrea Bel. Arrutihas quoted8 days ago
    Finalmente, la teoría del punto de vista se relaciona directamente con lo que Sandra Harding (1993) ha llamado “objetividad fuerte” (strong objectivity), según la cual las perspectivas de los individuos marginados u oprimidos pueden ayudar a crear nociones objetivas del mundo, en la medida en que se sitúan en una posición que les permite señalar patrones de comportamiento que aquellos que permanecen inmersos en la cultura dominante no son capaces de reconocer. Dando un paso más, Donna Haraway (1991) insiste en la necesidad de abordar los objetos de estudio explicando el lugar desde el que se parte, ya que ningún conocimiento está desligado ni de su contexto ni de la subjetividad del que lo produce y emite. Por eso, el conocimiento siempre será parcial y situado.
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