Durante su corta existencia, Piero Manzoni (Soncino, Cremona, 1933 — Milán, 1963) dedicó su trabajo a socavar las ideas y las prácticas dominantes en el arte de su tiempo. Obras como los Achromes, cuadros realizados sin pintura; las Líneas encerradas en cilindros de cartón; las Bases mágicas (quien subiera a ellas se convertiría en obra de arte) o la Mierda de artista, envasada en pequeñas latas y vendida por el precio equivalente de su peso en oro, permanecen en la actualidad como hitos de la más extrema transgresión vanguardista.