Cuando se sienta menos que enteramente competente, no se encierre diciendo: «No puedo, no puedo, no puedo». En lugar de eso diga: «Por la gracia de Dios, y con su ayuda, puedo hacer esto». El Señor es mi suficiencia. Él está viviendo dentro de mí y me hará apto para cualquier tarea a la que me llame. ¡Él me dará visión, conocimiento, dirección, fortaleza, energía, vitalidad, enfoque, socios, contactos y todas las demás cosas necesarias!