Nuestros desperdicios no se evaporan cuando los trabajadores del servicio de basura los recogen. Los residuos que generamos acaban en los vertederos, dañando el medio ambiente, emitiendo componentes tóxicos al aire y al suelo, malgastando los recursos empleados para crear los bienes rechazados y costándonos cada año un billón de dólares en procesamiento de productos.