más cruel que tiene la depresión, me dijo, es que te priva del deseo de sentirte así de vivo, de experimentar por completo las cosas. «Deseamos sentirnos vivos», apuntó. Lo deseamos y lo necesitamos desesperadamente. Después añadió: «Obviamente hemos desafiado a la muerte, pero te sentiste vivo, ¿no es cierto? Puede que te sintieras horrorizado pero no deprimido».