(h)amor 8: gordo

No entiendo cómo hemos llegado a consensuar que algunos cuerpos son erróneos y les hemos quitado la agencia de la seducción, la belleza, el deseo, el amor, la salud, la existencia.

porque la represión de cuerpos más eficiente de la historia, dado que no hacen falta fuerzas represoras (más allá de ti misma –y, seguramente, tu madre–), ha conseguido convencerte de que mereces el destierro de los reinos de la aceptación, la autoestima, el deseo y el amor. Hasta que adelgaces.

En mi foto con más likes en Instagram estoy flaca

Quiero que mi cuerpo deje de estar en tránsito, parar el bucle obsesivo de querer bajar de peso, dejar de hacer dieta,

vivamos el imperativo de la delgadez y la belleza como condicionantes para poder obtener amor, escucha y respeto.

En las películas y series los personajes que tenían cuerpos como el mío eran recursos cómicos o villanos, y por el mero hecho de aparecer en pantalla con una corporalidad más grande que la del resto, se aludía en la trama a que esos personajes poseían defectos de carácter que justificaban su vilificación, por lo que podían ser golpeados, sometidos a burlas o humillados por lxs protagonistas, sin que la narrativa nos invitara a comprenderlos, identificarnos con ellos o compadecerlos.

no solo eran gordas sino que su gordura estaba asociada a una serie de connotaciones negativas: flojas, egoístas, sucias, tramposas, tontas, malvadas, feas.

Para desaprender estos prejuicios necesitamos comprender cómo se ha construido la mirada gordofóbica en nuestras mentes, para poder hacer lugar a crear nuevas maneras de mirar y representarnos que nos permitan existir y florecer en comunidad.

Una última pista que me ha servido para legitimar mi cuerpo cuando ocupa más espacio que antes, peso más, soy más… es recordarme que no es nuevo para mí ser señalada por ese «demasiado»

. Este odio no nos pertenece.