Una podría pensar que las experiencias de la gente racializada van a interesar a la gente blanca porque son vivencias diferentes a las suyas. Que van a sentir curiosidad. Que están cansados de escuchar, ver y leer una y otra vez historias en las que ellos son los protagonistas. Pero he observado, en el tiempo que llevo viviendo, que no se cansan nunca. Y las historias de gente como yo, chicas jóvenes marrones, quedan siempre apartadas, encasilladas como diferentes y marginadas como nosotras mismas.