Tebas, XVIII dinastía. Amenofis III, llamado el magní¬fico, se encuentra en la cumbre de su poder. Su joven hijo Nafuria siente tanta aversión por las armas como amor al estudio y en la corte es llamado despreciativa¬mente el príncipe filósofo. Ansioso por conocer la vida más allá del palacio, escapa una noche para verse en¬vuelto en una aventura mágica y espiritual en la que recibe las enseñanzas de un maestro llamado Mawla¬na, incluyendo la noción de una divinidad impersonal o gran inteligencia universal muy por encima de todos los dioses conocidos. El príncipe filósofo accede al trono con el nombre inicial de Amenofis IV. Pronto comien¬za a impulsar una auténtica revolución religiosa dando prevalencia a un dios llamado Aton, al que asigna todos los caracteres de la gran inteligencia universal de la que le había hablado Mawlana. Aton es un dios del amor, la fraternidad y la armonía representado como simple disco solar. El nuevo faraón cambia su nombre por el de Ekhnaton (adorador de Aton) y al poco tiempo decide construir en mitad de la nada una ciudad nueva llama¬da Aketaton (la ciudad del horizonte de Aton