Todos los bebés necesitan ser alimentados, salvo mi propia hija. Sin comer nada, crece desbocadamente debajo de la colcha. Soy tu madre, me presento, cuando la juzgo lo bastante grande como para reconocerme. Todo lo contrario, me responde ella con severidad. Y como tengo más hambre que ganas de discutir, sigo llorando hasta que me da la mamadera.