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Roald Dahl

Mi tio Oswald

  • Jimena Maraldahas quoted2 years ago
    No ayudarían a ningún enemigo.
  • Jośe Carrasco Amadorhas quoted2 years ago
    La riqueza abundante, si no es heredada, se adquiere generalmente por uno de estos cuatro métodos: mediante embustes, talento, inspiración en el juicio o suerte.
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Qué gran chica era Yasmin. Tengo que admitirlo. Aunque soy incapaz de imaginar qué pudo ver en el viejo Woresley, con sus aires de cátedro y sus bigotes manchados de nicotina. Dicen que no es fácil encontrar un hombre bueno. Quizás Woresley fuera uno de ellos. Pero, ¿quién diablos quiere hombres buenos? Y, si vamos a eso, ¿quién diablos quiere mujeres buenas?
    Yo no
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Me siento abiertamente orgulloso de mi contribución a la felicidad de la especie humana. No hay muchos hombres de negocios y apenas un par de millonarios que puedan decirse a sí mismos con la conciencia tranquila que han logrado acumular sus fortunas proporcionando además un alto grado de placer y éxtasis, a sus clientes. Y me satisface profundamente haber descubierto que los peligros que tiene para la salud humana la utilización del cantharis vesicatoria sudanii han sido muy exagerados. En mis registros puede comprobarse que son como máximo cuatro o cinco docenas de personas las que sufren anualmente consecuencias graves o quedan lisiadas o mutiladas a consecuencia de la utilización de la mágica substancia. Y los que mueren son poquísimos
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Soy, como ya deben haber comprobado ustedes, un tipo con una notable capacidad de recuperación. Estallo cuando me provocan, pero no me paso luego días y días dándole vueltas al asunto. Lo olvido enseguida. Mañana será otro día, me digo. Es más, no hay nada que estimule tanto mi imaginación como un desastre tan flagrante como éste. Después, durante la calma y el silencio absoluto que siguen a la tormenta, mi cerebro empieza a trabajar intensamente. Mientras estaba sentado aquel día con mi whisky y rodeado de las ruinas de Dunroamin, empecé a meditar y planificar mi futuro otra vez
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Cuando salí del coche y anduve cojeando hacia la puerta principal, tenía las pelotas ardiendo todavía, y me dolían como si el diablo las utilizara de tambor y redoblara contra ellas constantemente
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    las damas de rancio abolengo / harán presa de tus huevos». Y estas inmortales palabras, créanme, están ahora profundamente grabadas en mi corazón. Durante tres días tuve que andar con muletas, y durante no sé cuantísimo tiempo caminaba como si tuviera un puerco espín metido en la entrepierna
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Socorro! –grité–. ¡Sálvame!
    Había quedado empalado. Estaba pegado a la bañera. Sujetado por las pinzas de un fortísimo cangrejo.
    A mí me parecieron horas, pero supongo que de hecho no estuve enganchado en aquella posición más de diez o quince minutos. Pero fue bastante, de todos modos. Ni siquiera sé cómo conseguí liberarme de aquello y salir de una pieza. Una succión poderosa es una de las cosas más horribles que se pueda imaginar, y mis dos preciosas joyas, que normalmente apenas eran un poco más grandes que un par de ciruelas claudias, habían adquirido de repente el tamaño de un par de melones de cantalupo
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Bien, quizás no vayan a creerme, pero mientras aquella zorra fingía estar jugando, lo que en realidad estaba haciendo era sacando subrepticia y cautelosamente el tapón del baño. Como ya saben ustedes, cuando se quita el tapón del baño y éste se encuentra repleto de agua hasta el borde, la succión del desagüe es fortísima. Y cuando un hombre se encuentra sentado a horcajadas sobre ese agujero del desagüe, como me ocurría a mí en ese momento, es inevitable que sus dos posesiones más tiernas y valiosas sean absorbidas repentinamente por ese horrible agujero. Se oyó un sordo plop en el momento en que mi escroto, arrastrado por la fuerza de succión, resbaló hasta el agujero y se introdujo en él. Solté un grito que seguramente se oyó claramente al otro lado de Kensington Square
  • Dianela Villicaña Denahas quoted3 years ago
    Vuelve –le dije, pues yo deseaba una segunda ración.
    –Tengo que irme –respondió ella. Y se secaba su magnífico cuerpo a cierta distancia de mí, con una de mis grandes toallas.
    –Esto no es más que el descanso. Todavía falta la segunda parte –dije en tono suplicante.
    –Lo malo de ti, Oswald, es que no sabes parar a tiempo –me dijo ella–. Cualquier día alguien perderá la paciencia.
    –Frígida furcia –le dije. Era una necedad decirlo, y además era completamente falso, pero lo dije.
    Ella pasó a la habitación contigua para vestirse. Yo me quedé sentado en el baño, silencioso y frustrado. Nunca me ha gustado que manden los otros
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