El duelo

Por amor, alguien se ofrece a dar lo que otro necesita para ser feliz, sin tenerlo. Y lo hace porque cree que esa persona puede completar su sentimiento de vacío. Es la falacia del amor, la promesa de tenerlo todo, de que nada más hará falta, y el duelo irrumpe cuando esa promesa falla.

La sensación de estar completos se evapora, la ilusión se desmorona y aparece la angustia.

Todo lo que duele, duele porque antes fue amor.

El amor es un engaño.

Como dijo Lacan, es dar lo que no se tiene a quien no es.

Nunca estamos tan indefensos contra el sufrimiento como cuando amamos, sentenció Freud.

Así como la esperanza es la raíz de la desilusión, el amor es la génesis del duelo, la condición primera que nos expone al dolor.

por un tiempo aparentan tapar la falta y brindan sensación de completud. ¿Qué otra cosa más que el amor puede generar eso? Ninguna.

De modo que llegamos a una primera conclusión: solo se duela aquello que se ha amado.

Así, emocionalmente arrinconados, comprendemos el fracaso de la ilusión de estar completos.

En principio, son afectos, vínculos o situaciones que resultan indispensables para nuestro equilibrio emocional. Por lo tanto, su desaparición nos desestabiliza, hiere nuestra integridad y nuestro narcisismo más profundo. El amor propio se resiente y todo cambia en un segundo.

A veces el arte es metáfora del dolor.

Nadie vive sin pérdidas.

Vivir implica ceder cosas todo el tiempo, y es inútil desesperarse por evitar lo inevitable.

Es más fácil soportar la muerte sin pensar en ella
que soportar el pensamiento de la muerte.

BLAISE PASCAL