Un hallazgo clave es que los estilos de paternidad más autoritarios llevan a menor internalización de los valores y, por tanto, a un seguimiento de normas más estratégico; mientras que una paternidad más inductiva, concentrada en ofrecer a los niños razones para sus actos, lleva a una mayor internalización de valores y, así, a más autorregulación moral (Hoffman, 2000).