• Alicia M. Mareshas quoted2 years ago
    Marie Belloc Lowndes está convencida de que a los muertos se les permite regresar en ocasiones para reconfortar, consolar o advertir a aquellos a quienes amaron en este mundo.
  • Alicia M. Mareshas quoted2 years ago
    Advirtió que ya no se movía en absoluto… y luego percibió un trueno brutal y sordo que desgarró la semioscuridad como un megaterio. Creyó haber regresado a la noche de los tiempos y que algo, un ser solitario y bramante de furia, estuviese arrancando de cuajo y luego pisoteando sin piedad los árboles gigantescos de una selva virgen. Aquel estrépito le resultaba muy familiar. ¿Qué viajero transoceánico no lo conoce? ¡Era la sirena de niebla!
  • Alicia M. Mareshas quoted2 years ago
    Que haya niebla en Londres no puede tomarse por señal inequívoca de que habrá, asimismo, niebla en la campiña. Puede suceder que uno parta desde el Strand a tientas, en combate con las tinieblas del Último Día, que tome un tren en Charing Cross o Waterloo y cubra unas cuantas millas en un periplo lento y azaroso, durante el cual atravesará una amplia gama de amarillos siniestros, pero que al final, gradualmente, vaya aclarando y los últimos velos de neblina se disipen, de modo que el pasajero emergerá a la superficie con el aire claro. Puede, incluso, que hasta brille el sol.
  • Antohas quoted2 years ago
    de las maestras de lo inquietante
  • ltcn4321has quoted2 years ago
    Quizá había inculcado en las mentes de aquellos ciento cincuenta niños la semilla de la indigencia; quizá por eso llegarían al puerto con las manos abiertas, esperando caridad en vez de trabajo. ¿Cómo va una a saberlo?
  • ltcn4321has quoted2 years ago
    Así argumentaba, como Adán lo hizo antes que él: «la mujer me tentó». Así es como los hombres, en su despiadado egoísmo, argüirán en defensa propia hasta el fin de los tiempos.
  • Sahori Pachecohas quoted3 years ago
    Entre Clara Reeve y Ann Radcliffe establecieron una sencilla regla básica que ayudó a consolidar el relato de terror: no embellecer en exceso y mantener la sencillez; intensificar el ambiente con todos los medios posibles, pero de forma sutil y creíble. Así es como se construye un auténtico cuento de fantasmas.
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