Resistencia bisexual

Generalizar hablando de privilegio heterosexual en personas bisexuales significa limitar la experiencia personal a lo visible, dejando fuera la bifobia interiorizada, la salud mental, la salud física, la violencia en espacios privados, la violencia institucional, la falta de recursos y un largo etcétera si empezamos a trazar intersecciones con otras opresiones, como puede ser el caso —y vuelvo a hablar desde el yo— de la violencia de género o la violencia sexual, ambas entendidas de forma incompleta si seguimos sin contemplar el papel de la bifobia en todo esto.

Cuanto más banalizada está una violencia más difícil es combatirla, y es precisamente a partir de la idea de que las personas bisexuales tenemos libre acceso a El Privilegio Heterosexual que se banalizan muchas de ellas. El passing heterosexual puede abrir puertas a algunos privilegios, por supuesto, pero no evita que se mantengan una gran parte de las opresiones: las que no se dan en escenarios públicos o las que no se hacen obvias a simple vista.

Es imprescindible que cuando hablamos de visibilizar la bisexualidad no nos olvidemos de hacerlo también con sus violencias. Porque al abordar la bisexualidad solo desde el deseo, esta es percibida como una moda, un accesorio chic que puedes incorporar a tu personalidad, y nunca como lo que es: un entramado de vivencias entre las que se encuentran violencias concretas y, en gran parte, imperceptibles a simple vista.