En la ignorancia y el menosprecio que pesa sobre el Tercer Mundo, que se sustenta en el monopolio interpretativo del capitalismo, hemos aprendido a ver otros elementos y dinámicas históricas (las de los Otros) como insignificantes y, ahora, ese descuido y menosprecio, desde el silencio y la invisibilidad, ha ido fraguando una respuesta que parece indetenible e irreconociblemente violenta.