Fisiología del flanêur

Pregunte a ese perezoso por qué no trabaja, a ese artista por qué nunca llegó a terminar su cuadro, a ese ingenuo que bosteza qué está haciendo en la calle, que todos responderán: no lo puedo saber, soy flâneur.

El verdadero flâneur no se aburre jamás, se basta a sí mismo y encuentra en todo lo que tiene delante algo con lo que alimentar su inteligencia.

El pasmarote imita al flâneur, es su caricatura y parece hecho para despertar rechazo de aquello que caricaturiza.

El pasmarote balbucea sin apenas pensar lo que dice, y el flâneur piensa mucho sin abrir demasiado la boca.

uno no se puede decir flâneur si su deambular no lo lleva a cabo fuera de casa, y si quien lo hace dentro de casa se siente flâneur, le recuerdo que solo pierde el tiempo.

uno no se puede decir flâneur si no va solo, o como mucho en compañía de otro flâneur

El bobalicón nunca será un flâneur por más que pasee.
El estúpido sí que puede hacer algún día suelto de flâneur, pero el listo es flâneur cada día.

El hombre atareado mira sin ver, el ocioso ve sin mirar, el flâneur ve y mira.

lo que más le gusta al flâneur es ser inesperado; y el flâneur que se entrega al mayor de los placeres es aquel que sale de su casa para ir al encuentro de lo impensado o aquel que vive con la promesa de una actividad cualquiera.

El flâneur que sale de su casa a las diez de la mañana, más que prometerse a sí mismo pasear hasta la noche, deberá más bien decirse que va a aburrirse hasta la noche, o que va a extrañar a sus amigos; lo que más le gusta al flâneur es ser inesperado; y el flâneur que se entrega al mayor de los placeres es aquel que sale de su casa para ir al encuentro de lo impensado o aquel que vive con la promesa de una actividad cualquiera.